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Reforma Agraria de Brasil
Ter, 22 de Janeiro de 2013 13:31

Lúcia Gaspar
Bibliotecaria de la Fundación Joaquim Nabuco
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La reforma agraria no es una mera redistribución de tierras. Se trata de un proceso amplio de cambios que pasa por los campos político, social, técnico y económico.
 
Esencialmente visa la transferencia de propiedad de tierra de minorías latifundistas para pequeños agricultores y trabajadores agrícolas, con el objetivo de alcanzar una igualdad social mayor, de mejor distribución del poder político y de mejorías de índole económica.
 
Abolicionismo y Reforma Agraria

 
Según el historiador y geógrafo Manoel Correia de Andrade, el movimiento políticosocial a favor de las campañas abolicionistas y por la reforma agraria en Brasil, a pesar de separados por un siglo de distancia, guardan entre sí la misma causa remota:

surgieron como resultado de la conquista del territorio brasileño por los portugueses, del sistema de tenencia y uso de tierra impuesto a la población indígena que habitaba el vasto territorio y al alto número de negros traídos de África para permitir el desarrollo de las grandes plantaciones.
 
Los portugueses buscaban desarrollar una agricultura destinada a la producción de alimentos y materias primas tropicales, necesarios para el mercado europeo, así como organizar la exploración de minerales.
 
Por medio del sistema implantado, hubo tierras que se donaron a los colonos, que utilizarían un alto número de esclavos (indígenas y/o africanos), para ´que produjeran las mercaderías de interés del mercado colonial. Para controlar el acceso a la propiedad de la tierra, a los grupos contrarios a la esclavitud les impusieron el diezmo y dominaron a la población por el uso de la fuerza.
 
Así se creó una sociedad sin libertad, en su mayoría, en que la gran concentración latifundista impedía que las personas pobres, aunque libres, tuviesen acceso a la tierra para su cultivo.
 
Tres siglos duró la explotación colonial y esclavista. En el siglo XIX, se inician las manifestaciones por la liberación de los esclavos.
 
La reacción de los negros y de las elites que entendían que los cambios en el orden social eran necesarios para garantizar el desarrollo de Brasil resultó en la abolición de la esclavitud, mediante etapas sucesivas.
Con la Ley Áurea (13-5-1888), cesaba definitivamente la esclavitud, pero no se resolvía la situación de los esclavos. Leyes complementarias propuestas por los abolicionistas, destinadas a crear colonias agrícolas para los libertos, la expropiación de tierras inexploradas y el desarrollo de la agricultura, no fueron firmadas.
 
La República y la tierra
 
Con la abolición de la esclavitud, la República, que sustituyó a la monarquía, buscó reemplazar a los esclavos por los colonos europeos, sobre todo donde se daba la expansión de los cultivos de exportación como el café. A los negros y mulatos les queda trabajar en el sistema de asociación (en que el pequeño productor pagaba la renta de la tierra en gran parte con su producción agrícola o en dinero), o desenvolver cultivos de subsistencia para los terratenientes.
 
El enorme tamaño del territorio brasileño, junto con la pequeña concentración de población contribuyó al surgimiento de los extensos latifundios, que expandían sus dominios forzando la venta de las pequeñas propiedades, o incluso expulsando a los dueños de donde vivían.
 
En las áreas más importantes donde se cultivaban productos de exportación (café, azúcar, cacao), se adoptaron relaciones de trabajo, transformando al trabajador en asalariado. En las menos dinámicas, de muchas tierras y poca mano de obra, surgieron otras formas de relación (alquiler de sitios pequeños, y la asociación y la concesión de tierras a cambio de la producción).
 
La República retrasó las medidas agrarias que habían sido defendidas por los grupos políticos. En Brasil se crearon formas de explotación de los trabajadores agrícolas (ex esclavos, en su mayoría).
 
Reacciones y las primeras alteraciones  
 
Las revueltas eran siempre diseminadas con violencia por los gobiernos que tenían conexiones con grupos dominantes. La revolución de 1930 contribuyó a la quiebra del sistema dominante de las oligarquías. Así, nuevos sectores de la población brasileña empiezan a formar parte de las luchas políticas: la clase media y el trabajador industrial urbano.
La constitución brasileña de 1934 presentaba avances:
a) garantía la expropiación por necesidad o utilidad pública, mediante previa y justa indemnización;
b) determinaba que la labor agrícola fuese reglamentada, procurando fijar al hombre al campo;
c) preveía la organización de colonias agrícolas;
d) consagraba al usucapión;
e) obligaba a las empresas agrícolas, localizadas lejos de los centros escolares, a mantener escuelas.
Sin embargo, no llegó a producir algún efecto. Ella fue substituida por la constitución de 1937, más conservadora, más direccionada a los problemas urbanos que a los del sector agrario.
 
Después del término de la Segunda Guerra Mundial, una asamblea constituyente redactó la nueva constitución (1946), que repitió las disposiciones de la carta de 1934. Los representantes de los latifundistas en la asamblea constituyente permitieron la inclusión de los avances anteriores, pues entendían perfectamente que, con la indemnización previa obligatoria en dinero, en los casos de compensación, la reforma agraria no tendría éxito.
 
El impulso de la industrialización en los años 50, revitalizó la economía capitalista mundial. En Brasil, desde 1955, se crean nuevas carreteras, se erigen plantas hidroeléctricas, industrias básicas (siderúrgica, petrolífera, automotriz). Crece el proceso de concentración del ingreso. Se extienden, en el área rural, los cultivos comerciales, lo que alcanza a las tierras ocupadas por pequeños productores.
 
Con la aparición de las Ligas Campesinas y los sindicatos rurales, el movimiento de los campesinos se organiza como una forma de lucha legal. Crecen las manifestaciones a favor de la reforma agraria como una forma de cambiar el sistema de propiedad de la tierra. Se radicalizan los movimientos, a través de huelgas, invasiones de propiedad no utilizada, de este modo, se exigía la reforma "por ley o la fuerza".
 
La gravedad de la situación lleva a la sociedad a preocuparse más con el problema y a discutirlo. En 1963, se lanza el Estatuto del trabajador rural, que garantiza al hombre del campo el derecho al salario mínimo, a vacaciones y descanso remunerados, al aviso previo y a la indemnización en caso de despido. El gobierno brasileño crea la Superintendencia de la Reforma Agraria (SUPRA). Los Estados Unidos presionan a las autoridades de Brasil a implantar una reforma agraria, buscando amenizar la influencia de la Revolución Cubana en América Latina.
 
Se multiplicaban las reivindicaciones sociales y se establecía una mentalidad de alteraciones, con destaque en la reforma agraria. La Revolución de 1964 entabla un período autoritario, en que el movimiento popular rural es totalmente reprimido.
 
El primer gobierno militar, debido a las condiciones del país y las presiones estadounidenses, elaboró un proyecto de reforma agraria moderado. Convertido en la Ley nº 4.504, de 30 de noviembre de 1964, nacía el Estatuto de la Tierra, creándose dos organismos: el Instituto Brasileño de Reforma Agraria (IBRA), para cuidar a la reforma de la estructura latifundista, y el Instituto Nacional de Desarrollo Agrícola (INDA) , que se centró en el proceso de colonización.
 
Estos organismos sufrieron una fuerte presión del sector latifundista. Posteriormente se unificaron, convirtiéndose en el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) en 1970. Los estudios iniciados por IBRA y luego por el INCRA - 1967, 1972 y 1976 - demostraron un dominio completo de los latifundios en Brasil, que no eran cultivados intensivamente, impidiendo a millones de trabajadores tener acceso a la tierra y a la producción. Las pequeñas haciendas, incluso en mayor número, ocupaban áreas pequeñas y respondían por el extenso volumen de la producción brasileña de alimentos. Esta constatación tuvo que ocultarse.
 
La iniciativa de utilizar los terrenos baldíos (sin ocupar), pertenecientes a la Unión Brasileña y a los Estados, en una política de asentamiento para los trabajadores en terrenos de áreas críticas y de tensión social en las zonas rurales, dio como resultado el Programa de Integración Nacional (PIN), y justificaría la construcción de carreteras (la Transamazónica, la Perimetral Norte, la Cuiabá-Santarém). El Gobierno también inició proyectos conservadores como el PROTERRA (1971), en las áreas del Nordeste, con lo que el propio terrateniente ofrecía al INCRA parte de su latifundio, a cambio de una compensación en efectivo.
 
Como resultado de la política agraria del régimen militar se terminó fortaleciendo el poder de los latifundios tradicionales y creó la forma moderna de latifundios, el de las grandes empresas nacionales y multinacionales. Los proyectos agrícolas, agroindustriales, agropecuarios, financiados por el gobierno, se convirtieron en latifundios, apoderándose de las tierras de personas sin títulos de dominio y de indígenas.
 
Con el énfasis en la política de exportación, el sistema viario fue mejorado con la construcción de carreteras, la ampliación de puertos y la modernización de las vías ferroviarias. Hubo un incentivo para el fomento de la tecnología agrícola importada, con aumento de la producción de materias primas y alimentos (azúcar, cacao, café, tabaco).
 
Los sindicatos pasaron a ser controlados por el Ministerio de Trabajo y a practicar una política de asistencia.         
 
Con el fracaso del modelo económico del gobierno militar, comenzaron a surgir huelgas en las zonas en que los agricultores se organizaron mejor, y donde el sistema de salario prevalecía. Muchos de estos movimientos tuvieron éxito, pero no siempre los propietarios respetaban los derechos garantizados por la justicia a los trabajadores.
 
La iglesia católica y otras instituciones religiosas empezaron a apoyar a los trabajadores rurales. Se verifica en el carioca el crecimiento de una conciencia mayor sobre sus problemas. Avanza la campaña Diretas Já. Elegido por el colegio electoral, Tancredo Neves promete la reforma agraria a los trabajadores rurales. En el gobierno de Sarney se crea el Ministerio de Reforma Agraria y de Desarrollo (Mirad) que, junto con el INCRA, cuenta con un Plan Nacional de Reforma Agraria (1985).
 
El escenario nacional se vuelve delicado. Por un lado, hay movimientos que reclaman la aplicación del Plan de Reforma Agraria, considerado contradictorio y moderado, y los que querían una reforma inmediata, a través de la ocupación de tierras improductivas. Por otro lado, los grandes terratenientes radicalizan el proceso y se resisten a la introducción de cambios.
 
Concepto de reforma agraria
 
De acuerdo con la Ley Nº 4.504 (Estatuto de la Tierra), de 30.11.64, art. 1°, y 1°, "se considera Reforma Agraria al conjunto de medidas destinadas a promover una mejor distribución de la tierra, mediante modificaciones en el régimen de propiedad y uso con el fin de cumplir con los principios de la justicia social y el aumento de productividad".
Diversos especialistas recalcan algunos aspectos importantes da Reforma Agraria:
a) necesidad de ser un proceso amplio e integral, que cuente efectivamente con la participación de los campesinos y beneficie a la mayoría de los trabajadores rurales;
b) la ubicación de la reforma solamente en el sector primario, es decir, la distribución de los derechos sobre la propiedad de las tierras agrícolas, evitando así distorsiones en cuanto a su alcance, lo que podría hacer inviable todo el proceso;
c) el establecimiento de una política de alto alcance que tome en cuenta la promoción humana, social, económica y política.
d) La velocidad y la firmeza del proceso, a fin de cumplir objetivos a corto plazo y lograr modificaciones en la estructura de tenencia de la tierra.
Reforma Agraria es, por lo tanto, un proceso de cambio estructural que tiene como objetivo distribuir los derechos a la propiedad y uso de la tierra y el control de su producción, lo que garantiza la participación de la población rural en los beneficios del desarrollo.
 
Etapas del proceso
 
Para la mayoría de los autores, dos puntos son estratégicos para el éxito de la Reforma Agraria: la velocidad y el alcance. El período de su duración debe ser de cinco a diez años como máximo. También es esencial que alcance a todo el territorio brasileño, fundamental para la consolidación de las acciones y para impedir la aparición de resistencias anti-reformistas.
 
No obstante, debido al tamaño del territorio nacional, las acciones a tomar no pueden ocurrir al mismo tiempo ni en todos las partes. Hay que observar las prioridades, teniendo en cuenta las necesidades más urgentes de cada región o zona específica. Lo que debe evitarse es la implementación de programas en áreas aisladas, en perjuicio de otros, ya que favorece a la formación de focos de resistencia en contra de las reformas.
 
Las etapas que deben componer un proceso de reforma agraria no necesitan seguir una secuencia obligatoria y pueden variar o incluso ser eliminadas, dependiendo del desarrollo específico de cada área.
 
Primera etapa
 
Se refiere al reconocimiento de la cuestión agraria, en cuanto al nivel de vida de la población rural, teniendo en cuenta como es su situación económica, social y política.
En esta etapa se detectan fallas en el funcionamiento de la agricultura de la región estudiada y sus relaciones con la tenencia y el uso de la tierra.
 
Segunda etapa
 
Es la fase de planificación. Se trata de los engaños comunes que se producen en la evaluación de los datos recogidos, creándose proyectos técnicamente perfectos, pero distante de la realidad, lo que impide su ejecución.


Cada área merecer un tratamiento específico, conforme el estado de desenvolvimiento en que se encuentra.
 
Tercera etapa
 
Corresponde al período de ejecución y requiere la aplicación de los instrumentos legales, tales como la expropiación, la transferencia de tenencia de tierras. Es imprescindible la participación de los trabajadores rurales a fin de convertirlos en el principal agente de desarrollo.
El éxito o el impedimento de un proceso de reforma agraria está directamente vinculado a la comprensión por parte de la población de los programas y proyectos formulados y de la integración con las fuerzas interesadas en las reformas. En esta etapa se deben constituir entidades de clase para fiscalizar y evaluar las acciones ejecutadas.
 
Consolidación
 
La reforma agraria se consolidará o no, en función del nivel alcanzado por los cambios, en cuanto a la tenencia, el uso y usufructo de la tierra y a los factores de producción.
Los fracasos de la estructura previamente existentes deben desaparecer para que no surja ninguna posibilidad de revertir las alteraciones realizadas.
 
Conflictos por la tenencia de tierra
 
La diferencia entre los intereses de los pequeños agricultores y los grandes terratenientes han generado conflictos en todas las regiones de Brasil. Para los agricultores la tierra es clave para su sustento, mientras que para los propietarios es una fuente de ingresos.
 
Los tipos más comunes de conflictos han sido:
a) los que se producen en las zonas de expansión de la frontera agrícola (Maranhão y Bahía), donde los trabajadores se instalan como ocupantes ilegales y cultivan la tierra con sus familias. Terminan siendo impulsado por los grandes grupos económicos o terratenientes.
b) cuando existe una explotación pecuaria y una pequeña producción de alimentos. Los criadores, impulsados por el crecimiento del mercado de la carne bovina, buscan expandir sus áreas de pastoreo, expulsando a los inquilinos y socios, y presionando a los pequeños propietarios a vender sus tierras.
c) los provocados por las expropiaciones efectuadas para la construcción de diques o la instalación de sistemas de riego. Perjudican a pequeños agricultores que cultivan la tierra a orillas de un río. Las cuantías recibidas por concepto de indemnización no son suficientes para comprar otras tierras en las mismas condiciones, y al final se gastan, dejando inúmeras familias en la miseria. Los socios y los inquilinos que viven en fincas no son indemnizados y también quedan sin ningún medio de subsistencia.
 
Vale la pena mencionar el problema de los indígenas que, por falta de demarcación de sus tierras, ha sido expulsado por la acción de los que se apropian ilegalmente de los terrenos.
 
El problema de los últimos años
 
La marcha de tres meses de los sin tierra, que llegó a Brasilia el 17 de abril de 1997, se convirtió en una de las mayores manifestaciones en la capital federal, y reactivó la cuestión agraria.
 
La divulgación, en enero de 1998, de un documento del Vaticano titulado Por uma melhor distribuição de terra - O desafio da Reforma Agrária, también causó gran repercusión.


Las reacciones al documento no se hicieron esperar y se exageraron. El asunto tomó el camino de la radicalización. El Movimiento de los Sin Tierra intensificó las invasiones de tierras, como una forma de presión. En el lado opuesto, los terratenientes están formando los grupos armados para impedir la acción de los sin tierra.
 
En regiones como en el sur de Pará, la Policía Federal y el ejército brasileños tuvieron que ser invocados para calmar las situaciones prevalecientes. En el Norte y Nordeste de Brasil los propietarios contrataron sicarios para defender sus tierras.
 
El movimiento de los Sin Tierra (MST), fundado en 1984, en Río Grande del Sur, con la misión de traer de vuelta la reforma agraria a la conciencia nacional, ha demostrado ser no sólo un movimiento social, sino también político e ideológico. Además de las invasiones de tierras, productivas o improductivas, éste empezó a invadir órganos públicos, empresas e incluso bienes históricos, listados por el Patrimonio Artístico Nacional - IPHAN, habiendo también participado en el saqueo de supermercados y secuestros de camiones que transportan productos alimenticios, en compañía de los afectados por la sequía, con el fin de obtener una mayor visibilidad en la opinión pública y aumentar su poder de presión ante el gobierno. Sus dirigentes dicen que el objetivo del MST es cambiar el modelo de sociedad.
 
En la actualidad, hay denuncias de irregularidades en la aplicación de los recursos destinados a crear mejoras en los asentamientos y al pago de asistencia técnica. En Pernambuco, el Tribunal de Cuentas del Estado ha detectado desvío de fondos públicos en al menos cinco asentamientos del MST.
 
Consideraciones finales
 
La principal demanda de los trabajadores rurales ha sido la reforma agraria. El Estatuto de la Tierra no ha tenido hasta hoy una aplicación real. Las estructuras existentes, el poder político en manos de los grandes terratenientes y empresas con latifundios, resisten e impiden las alteraciones.
 
La misma complejidad de la reforma agraria, con diferentes características de un área a otra, en cuanto a las formas de uso y tenencia de la tierra, y la cuestión de los recursos financieros para las expropiaciones y asentamientos de los colonos beneficiados, dificultan su ejecución.
 
Para que la reforma sea completa, no puede limitarse a solamente redistribuir tierras. Debe ir acompañada de una política de crédito rural (con tasas de interés y plazos compatibles con la actividad agrícola), de asistencia técnica, de un sistema de investigación y técnicas de comercialización. Una política que traiga un sentido de organización comunitaria basada en elementos sociales, ecológicos, económicos y políticos. Una política de producción de alimentos para la exportación y el consumo interno.
 
La reforma agraria debe tener un alcance que cubra todas las áreas y toda la población rural, para que ésta pueda ejercer sus derechos. Derecho al trabajo, a la alimentación y a la tierra. Los derechos anteriores a cualquier derecho de propiedad.
 
La reforma que no repita los errores de proyectos y programas anteriores, que señalaban objetivos nunca alcanzados, que beneficiaban al latifundio y frustraban al pequeño propietario. Los errores que terminaron por destruir amplias zonas agrícolas, con inundaciones de tierras debido a la construcción de grandes represas, causando desempleo para los pequeños productores. O los proyectos agrícolas que no han mostrado ninguna preocupación social y ecológica.
 
Una reforma sin radicalismo, democrática, dedicada a elevar el nivel de vida de los trabajadores rurales. Una reforma que promueva la paz social en el campo y la modernización agrícola en todo el territorio brasileño, y que puede armonizar la libertad de iniciativa con el reconocimiento del trabajo humano.
 
En Brasil, efectuar la reforma agraria es una cuestión de justicia social y requiere una posición de toda la sociedad, a fin de permitir el desarrollo pleno del país.
 

Vocabulario explicativo
 
Asentamiento: es el lugar donde se instalan los trabajadores rurales y sus familias que se benefician de expropiaciones promovidas por el poder público, empezando a explorar las tierras que les pasan a pertenecer.
 
Expropiación: es el acto unilateral de derecho público, con base en el derecho privado, por el cual se transfiere la propiedad privada, mediante previa y justa indemnización, a quien usufructúa de ella, en interés de la colectividad.
 
Frontera agrícola: franja pionera en que el poblamiento realizado por agricultores avanza, ocupando las tierras de bosques.
 
Estafador inmobiliario: representante de grandes propietarios, encargados de expulsar a ocupantes ilegales, por medio de la ocupación de terrenos desocupados por esos mismos propietarios.
 
Latifundio: propiedad rural, que presenta tierras no cultivadas, explotadas por un único propietario. También hay latifundios pertenecientes a grandes empresas rurales industrializados.
 
Minifundio: es el inmóvil rural que ocupa áreas menores a las del latifundio, y cuyas tierras son cultivadas.
 
Oligarquía: forma de gobierno en la que el poder está en manos de unas pocas personas. La oligarquía rural se caracteriza por un enorme poder económico y político que recae en grandes terratenientes.
 
Ocupantes ilegales: personas que toman posesión de terrenos desocupados sin, no obstante, poseer la propiedad.
 
Usucapión: modo de adquisición del dominio de un bien mueble o inmueble por su posesión ininterrumpida y pacífica durante un tiempo determinado.
 
Recife, 24 de febrero de 2005.
(Actualizado el 16 de septiembre de 2009).

 

FUENTES CONSULTADAS:

 

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NOGUEIRA, Antonio de Pádua Ferraz. A reforma agrária da Nova República e sua inviabilidade sócio-econômica e jurídica. In: ASPECTOS econômicos, jurídicos e sociais da reforma agrária. São Paulo: Sociedade de Produtores de Açúcar e de Álcool, [s.d.], p. 41-61.

 

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COMO CITAR ESTE TEXTO:

 

Fonte: Gaspar, Lúcia. Reforma Agrária no BrasilPesquisa Escolar Online, Fundação Joaquim Nabuco, Recife. Disponible en:<http://basilio.fundaj.gov.br/pesquisaescolar_en>. Acceso en: día mes año. Ej.: 6 ago. 2009.
 

 

 

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